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viernes, 17 de febrero de 2012

La caperucita diabólica y la sexy abuela


La caperucita y el perro vivían a orillas del cementerio las agüitas en el barrio milagro de Dios. Una noche de tantas el perro debía ir a comprar el pan, la taza de leche  y el zepol.

--Tengo frío  y miedo que me salgan los muertos o fantasmas, decía el perro temblando.

--¿De qué tienes temor? Preguntó la caperucita diabólica.

--¡Es que todas las noches la sexy abuela se mantiene en el cementerio bailando encima de los sepulcros!

--No temas, yo te pondré una cruz de ceniza en la frente, rezaré mientras vas en camino, y sino regresas en veinte minutos yo te iré a buscar, le aseguró la caperucita--.

El perro tomó su costalito y los reales, se enrolló en la mano un rosario fluorescente y se fue a hacer el mandado.

Pero en el camino detrás de un árbol estaba escondida la sexy abuela, quien ya iba a cumplir su labor al cementerio.

--Pero de repente la sexy abuela le dice al perro: Vení, vení cosita rica te enseñaré cómo se baila en los cabarets porque sí asistís te irás al cielo.

--El perro no aceptó. Le mencionó a la sexy abuela: Soy cristiano y aplico la palabra de Dios “Soy sal y la luz del mundo y bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores… sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita  de día y de noche” estás palabras reman en mi corazón.

Entonces el perro cristiano cuando terminó de hablar siguió su camino. La sexy abuela en un descuido agarró fuertemente de la cola al perro, lo violó y lo dejó tirado en el predio baldío cercano a las “piscinas Milagro de Dios acabado”.

Ya había pasado más o menos una hora, entonces la diabólica caperucita comenzó a ponerse nerviosa y hacía más de cinco invocaciones a lucifer.

--La diabólica dijo: Iré a buscar al perrito lindo, ya dilató. ¿Qué le habrá pasado a este chavalo?

La diabólica se fue por el camino que usualmente escogía el perro más no lo encontró, pero allá a lo lejos se escuchaba un aullido, sí ese es el perro, yo conozco ese sonido y eso fue la pista correcta para la caperucita. Cuando llegó por fin a donde se encontraba el perro recogió la cola que estaba ensangrentada con unos dientes de leche, cargó al perro y se lo llevó a la casa para curarlo y exaltar al ángel caído.

¡Solo acabando con la sexy abuela que para nada sirve podremos ser felices, dijo la Caperucita al perro!

Acto seguido invitó a casa a la sexy abuela y le ofreció café de palo y le puso las llamadas hierbas feroces que acaban con las personas en cuestión de segundos.

Desde entonces el perro volvió a tener su cola y la Caperucita ya no era diabólica se casó con el perro y viven felices porque ante los ojos del Rey están bien ya que cumplen sus mandatos y no son yugos desiguales. 

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