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viernes, 30 de marzo de 2012

La felicidad no es una meta, es el camino, es ahora

*Amante de la vida

Un joven con una sonrisa y felicidad inigualable, amigable, agradable, de aquellos que si tu día te ha parecido aburrido y lo mirás te cambia el día por completo porque te transmite su amor por la vida, su felicidad. Cuando te lo encuentras en la universidad o en la calle, siempre es una dulzura, te da un abrazo, un beso en la mejilla o en la frente y a veces se arrodilla para como un príncipe darte un beso en la mano y decirte “Dios te bendiga”.

En fin es un muchacho alto, delgado con cabello negro, humilde y sociable, infinitas características definen a Manuel Salvador Daniel Mejía Ruíz de 30 años. Cuando salió de la secundaria comenzó a estudiar Ingeniería Civil, pero luego decidió tomarse el año sabático. El siguiente año, es decir, en el 2001 se propuso seguir con sus estudios  y lo logró por medio de una beca, pero en esa universidad  no había Ingeniería Civil solo Arquitectura.

Comenzó a estudiar Arquitectura, todo cambió cuando en el primer cuatrimestre en una de esas salidas de jóvenes a las discoteque a “buscar vida” les sucedió un accidente el 26 de mayo, iba en el vehículo junto con sus amigos de quinto año como a las dos de la mañana y los impactaron en la entrada que está de carretera a  Masaya a la Centroamérica.

A Mejía lo trasladaron al hospital puesto que tuvo muchos golpes y ocho puntos de hemorragia en la cabeza, ya estando en el hospital le hicieron una traqueostomía, ahí permaneció, porque tenía edema pulmonar y calló en un estado de coma por dos meses, es decir, salió entre el 20 o 27 de julio del mismo año, pauta que transformó el concepto de la vida.

En lo que restaba del año pasó en una profunda depresión porque no podía caminar ni hablar, tenía sus nervios alterados. Luego, se superó, dejó las pastillas para dormir y el próximo año continuó con sus estudios y logró culminar su carrera, Arquitectura.

Con el paso de los años, se interesó por la Psicología porque cuando él estuvo en la fuerte depresión visitó diversos psicólogos y psiquiatras, leyó bastante sobre la pirámide de superación de Abraham Maslow, fundador y principal exponente de la psicología humanista y estudió la Biblia, guías que le permitieron conocer más del ser humano y saber que tiene  un potencial increíble.

De ahí, su deseo por estudiar cabalmente Psicología para conocerse a él mismo y ayudar al ser humano a ser mejor, poder servirle y apoyarlo de una u otra forma. Actualmente estudia Psicología en la Universidad Centroamericana, UCA, cree firmemente en esa perfección de que el ser humano puede ser una mejor persona, cambiante del mundo. “Los humanos somos soñadores, tenemos ese potencial, nuestra motivación debe consistir en ser cada vez mejor, superarnos”.

Es por ello que la frase favorita de Mejía y que lo ha mantenido firme es “estando persuadido de esto que el que comenzó en ti la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

Para Mejía el conocimiento es divino, es sublime. Le fascina leer, piensa que el mejor libro es el que aún no ha leído ya que aprenderá mucho, algo nuevo cuando lo lea, pero entre uno de sus favoritos, piensa por un momento, mmm… “Motivación y personalidad de Abraham Maslow”.

Su sueño es llegar hasta el doctorado y trascender. Otro de sus propósitos es ayudar a la humanidad, día a día se lo pide a Dios. Además de ganar el premio nobel de la paz que vendrá “con ayuda de la humanidad”. Su objetivo es instar a las personas a que reconozcan el potencial que poseen y por ello es que se siente tan conectado con la gente “son grandes personas y las reconozco como igual a mí y que pueden alcanzar todas sus metas”.

Su felicidad es vivir. “Más que una meta, la felicidad es una decisión”. No podés tener nada y podes ser feliz, si estas vivo la esperanza va a estar con vos, mientras estas vivo hay esperanza, recalcó Mejía.
A todas las personas que lean este texto, Mejía dedicó una frase “Vivan la verdad, no vivan la vanidad lo efímero, vivan la verdad que está en Dios porque las vanidades son pasajeras, pero la verdad es eterna”. Y aunque lo llamen loco, es feliz y amante de la vida.

martes, 20 de marzo de 2012

"No voy a cambiar"

Había una vez, un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando. Decidió sacar al animalito del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Ante el dolor lo soltó, por lo que el animal de nuevo se estaba ahogando...


... entonces intentó sacarlo y otra vez lo volvió a picar. La escena se repitió varias veces: Sacarlo del agua, ser picado y soltarlo. Alguien que observa le dice: - "¡¡ ¡Cómo es terco usted !!" ¿No entiende que cada vez que lo saque del agua lo va a picar??". Entonces, el maestro oriental le respondió: - "La naturaleza del alacrán, que es picar... no va a cambiar mi naturaleza, que es ayudar".                                        Rafael Jose Cuevas Puerta 

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EL REPUBLICANO LIBERAL: LA VIOLENCIA DESANGRA CARACAS, MAYE PRIMERA (EL PA...: Visto así -tendido en la camilla de aluminio, en la morgue del hospital- pareciera que las balas no lograron interrumpir el sueño de Jeffers...