Simeón, un hipopótamo de 22 años era egresado de la universidad Grieta
con la carrera de comunicación social. Su misión era lograr ser como George
Orwell --un satírico político--.
Inicialmente era imposible
el cumplimiento de su deseo porque no leía del todo sobre política, no se
informaba, no investigaba los antecedentes de cada político, ni su vida, los
cargos que ocupaban y ni sus pertenencias. No hacía un buen periodismo más bien
solo se mantenía en facebook y twitter.
Al hipopótamo no le gustaba
cubrir las campañas ni andar tomando notas, pero ni modo tenía que estar ahí
por ley. Entonces lo que hacía era desde que llegaba a las presentaciones
políticas inclinaba la grabadora en uno de los parlantes, y al culminar la
actividad le prestaba los apuntes a sus colegas y plagiaba la información.
Además al momento de las entrevistas solo ponía la grabadora y si sonaba su
celular hablaba o platicaba con sus correligionarios.
Simeón en una de las tantas
campañas políticas se encontró con George Orwell. Desde que Orwell llegó al
lugar, el hipopótamo no le despegó la vista. Observó todo lo que él hizo. Se
sentó, sacó su libretita café y comenzó a escribir lo importante y estaba
centrado en el discurso para que después al momento de escribir la nota no
tergiversarla información ni darle mucho trabajo al editor.
Orwell es un escritor
competente y apunta a que todos entiendan sus escritos porque existe coherencia, cohesión y un orden lógico
que le permite al lector captar fácilmente el mensaje.
Un día de tantos, Simeón
leyó el libro “Rebelión en la granja de George Orwell” entonces de ahí le
surgió la idea de hacer la “Rebelión en Nicaragua”. Su misión era lograr sacar
a los políticos del poder. Se alió con los niños y demás hipopótamos porque ya
están cansados que le sigan robandoel dinero al pueblo y desean un mejor
porvenir a las siguientes generaciones.
Simeón, después de todo su
largo recorrido de aprendizaje era el hipopótamo más sabio,y con sus sátiras
partía el alma de los políticos. Además, se propuso no ser un escritor del
montón sino ser reconocido, diferente por sus escritos que son directos y sin
tantos rodeos. Lo mejor es que poseía el estilo de George Orwell y su obra más
vendida fue “Te saco los trapos al sol” y su
segunda obra ovacionada en el teatro Ricardo Morales Aviles fue“En casa de herrero cuchillo de palo”.
Un día, Simeón “el hipopótamo” para
asemejarse a George Orwell --su escritor inspirador-- observó las habilidades y
el actuar de algunos animales, entre ellos los
caballos, quienes trabajaban bastante. Producían toneladas de ropa en
las maquilas de la sociedad. Eran tan obedientes que cumplían las órdenes
encomendadas. Además jugaban un buen papel en la sociedad porque cuidaban a los
niños a quienes se les estaba preparando para que se convirtieran en escritores
de sátiras políticas. Los únicos que podían escribir los sarcasmos y las burlas
eran los hipopótamos y los niños porque tenían convicción de lo que anhelaban
para la sociedad --eran persuasivos--.
Las vacas pertenecían a la
revolución porque no podía hacer falta la leche y el cuido de la casa. Ellas
hacían todos los quehaceres del hogar. Los cerdos eran sabios y aprovechados por su ingenio. No
hacían nada ni producían a la sociedad. Se mantenían sentados en sus oficinas
con el aire acondicionado cuecheando con los demás cerdos políticos para
aliarse y robarle al pueblo ignorante.
El objetivo primordial de
los cerdos era ser por toda la vida los personajes principales de la sociedad,
los ricos que ganan 60 mil córdobas o
más solo por estar sentados y que los medios lleguen a entrevistarlos y sí
pertenecen a su partido ayudarlos y si no decirle a la asistente que diga que
no está y que la agenda esta topada de actividades.
Simeón quedó encantado con
los cerdos por el dinero que ganaban con solo estar sentados. El hipopótamo
tenía envidia de los políticos porque él trabajaba bastante en las calles, se
asoleaba, asistía a las presentacionespolíticas para luego irse a casa, escribir
su sátira y todavía después buscar cómo venderla para poder comer.
El trabajo del hipopótamo
era cansado, a veces no vendía sus excelentes burlas políticas no porque no
fuesen excelentes sino porque en el país los únicos tres periódicos
nicaragüenses estaban sujetos a lo que el presidente y países pactados decían.
Las publicaciones no podían afectarles a los políticos ni al gobierno.No podían
ir en contra de sus ideologías.
Simeón no desmayó porque
quería conseguir el éxito por medio de sus escritos. A veces hacía sus ironías
por amor a la escritura aunque nadie le pagara, pero, quería eliminar a los
cerdos políticos.
La mulaDora observaba la
injusticia y la carencia de democracia que existía en el país hacía la
ciudadanía. Ella decía: “Es indebido que los políticos no permitan ser libres a
las personas. Me indigna que critiquen a los homosexuales, lesbianas,
heterosexuales, a las mujeres que luchan por la despenalización del aborto, a
la iglesia”.
Dora expresaba con dolor:
“Me frustra andar por las calles y mercados con miedo a que me vayan a robar
solo porque los políticos y gobiernos no ofrezcan mayores oportunidades y
preparación al pueblo. Estoy indignada porque los políticos no sufren como
nosotros, ellos andan siempre con sus camionetonas y con muchísimo dinero tanto
así que si anda ganas de disfrutar las
relaciones sexuales con niñas o con muchachas, listo, solo le ofrece reales a
cualquier chica que camina por la calle aunque la misma no se esté vendiendo”.
Decido escribir sátiras para
expresar mis tristezas, dolores y penas porque en este país no puedo hablar, a
la ciudadanía la desean mantener ciega, sorda y muda, lo cual yo no lo soporto.
El sapo Olicar recordó las
palabras de aquella peruana, cabello rojo remolacha, llamada Rosa María Alfaro
que mencionó: “La crítica sin propuesta no vale y la propuesta sin crítica
tampoco”. Reflexioné bastante con este pensamiento. Quitó mi ceguera.
Finalmente, Simeón dio al tiro blanco,
supo identificar tanto las debilidades como las habilidades de los animales
pertenecientes a la revolución, pero, debido a la pobreza ya no estaba haciendo
un buen trabajo ni como periodista ni como escritor porque se alió con un
político que le obsequiaba dinero y casas a cambio de que no siguiera
escribiendo sátiras en contra de ellos. Estrategia clave y medicina perfecta
para callarle la boca al hipopótamo y que no lograra cumplir su sueño de ser un
reconocido escritor satírico.